V i v o p o r q u e e x i s t e l a m ú s i c a, s e n c i l l a m e n t e.

So che capirete. Io vivo per la musica.

6.5.12

Escalera.



Lo que me surge a estas horas. Después me dicen si es demasiado incomprensible.


Bajó por una escalera de mármol y esmeraldas espiraladas, espiralada, como un camino sin objetivo, valioso en cada paso, y en el recorrido, pero no en su final; no para quien desciende. 

Sus pasos arrancaban sonidos casi mudos sobre los escalones, que sólo la eterna blancura, como una hoja, del silencio que reinaba en esa habitación permitía escuchar. Al comienzo no se había dado cuenta, incluso había intentado inconscientemente dejar de escucharlos, para poder continuar con su camino, para llegar a su objetivo. Pero pronto se dio cuenta de que este no existía, aunque igual debía avanzar hacia él, como la semilla que avanza desde ser flor hasta morir el nuevo árbol.

Fue entonces cuando saberse encerrado en una eterna paradoja la hizo sentirse libre. Fue entonces cuando comenzó a oír con atención. 

No le tomo mucho notar que cada peldaño tenía su propi música, su propia melodía, no más de 3 o  4 notas, y que a pesar de que variase el paso, estas tenían un ritmo propio, cargado de significados, de semántica. 

Pronto le narraban historias, que se reflejaban en las esferas doradas que coronaban los pilares de la baranda cada 2 o 3 frases. Cada una se grababa en el fondo de su mente, donde no podía leerlas, pero sin embargo sabía que jamás las olvidaría. 

Tras 14 largos años de descenso, entendió que este fondo tenía su propia magia. Que podía grabarse en ese níveo papel que era el aire a su alrededor. Y así nació la historia.
Cada paso lo desangraba, y con cada gota la historia se volvía más humana, más viva, más perfecta, más retorcida. A costa de ella, feliz.

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