"El protagonista de una historia, del tipo que sea, siempre que esta quiera llegar al punto en el que realmente puede llamarse historia y cumplir su merecido, transmitir lo que cuenta a las personas, debe ser un personaje con suerte, aún si esa suerte es la de tener mala suerte."
Muchas veces se nos ha cruzado por la mente al leer/observar/escuchar una historia "...que ehrmoso sería que a mi me ocurriera eso, pero claro, no tengo la suerte de Elizabeth/Kvothe/quien sea el personaje en análisis...". Esto nos lleva a pensar en que nos gustaría "...algo así pero capaz de ocurrirme a mi..." y en el caso de quienes encuentren el placer en doblar destinos imaginarios a propia voluntad, las ganas de escribir una historia sobre alguien "...sin esa suerte irreal..." El problema es que sin suerte/destino/características favorables/toma de buenas decisiones y las consecuencias que estos procesos traen, no hay historia.
¿Y dónde quedamos nosotros? Como siempre, en nua bifurcación de caminos:
1) Aceptar que jamás tendremos esa suerte y por lo tanto no aspirar a un destino "de novela".
2) Ver la suerte/ destino/características favorables/toma de buenas decisiones que ya poseemos en uestra propia vida. Al no estar perfectamente detalladas como en un libro/película/poema, os cuesta m,a´s encontrarlo y diferenciarlo, pero, ya que ninguno de nuestros dias fue exactamente igual al anterior, sabemmos que allí está.
Incluso lo peor trae alguna consecuencia positiva.
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