Por qué... Es una pregunta peligrosa, ¿no?No está mal que nos impulse un motivo; eso nos da fuerza, nos da en que apoyarnos cuando queremos flaquear, pero... ¿Y si nos pierde?
Los ctríticos (me incluyo) dirían que es culpa de quien sufra eso por no tener la fuerza suficiente... Mas tengamos en cuenta... No por no saber apagar un incendio uno debe quemarse, ¿verdad?
DE todos modos, otra vez estamos jugando al ping-pong con japoneses. No hay por uqe ir de un límite al otro.
¿Qué tal too lo que está en el medio?
Esas pequeñas preguntas que nos rondan cada noche cuando apagamos la luz y nos sentamos a convivir sólo con nosotros mismos...
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Jugadas.