Se sentó frente a su escritorio, las manos listas sobre el teclado… Pero su voluntad no alcanzaba para llenar las vacías páginas en blanco. Una historia rondaba su cabeza, sólo que no quería que ella la viera, que pudiese delinear su verdadera figura, aunque no pudiese evitar que ella denotara su presencia entre sus ideas futuras.
Casi sentía en su piel la penumbrosa, oscura atmósfera de una historia detectivesca invadir su mente, y a un curioso, escurridizo personaje corretear entre sucios callejones, escapando de alguien… Y de ella, que lo seguía con ojos en lo profundo de su subconsciente. Casi podía vislumbrar su largo abrigo pardo y el destello de un revolver en su cintura. Si tan sólo decidiese de qué escapaba, y cómo culminaría…
Como le habría de gustar escribir esa historia. No acostumbraba sumergirse en policiales, pero este era tan vívido, tan real y prometedor. Ojalá pudiera sacar la historia que sabía que ya existía en su subconsciente a la luz. Después de todo, era su historia, ¿No? Debía tener el derecho de escribirla…
De seguro no sería muy larga, presentía el cercano asesinato de quien fuera a ser la víctima. A la vez sentía y desconocía lo que quería poder escribir, no terminaba de definir el contexto de las escenas que contemplaba dentro suyo. Por algún motivo, sin embargo, no podía evitar pensar que la historia ya estaba tramada, que no debía pensar en su final, si no descubrirlo…
Entonces murió. Sintió como el corazón de su alma era atravesado por una bala precisa, y se desplomó sobre el teclado.
Antes de editarla, estoy había sido publicado a las 18:23... ._.
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