¿Pero y si lo valen?
No, no le adjudico mayor valor a las que sé que no lo valen, ahora, ¿y si la duda influye en algo tan profundo, tan supuestamente arraigado que sólo el hecho de sentir una duda puede desplomarnos?
¿Y si uno duda de quién es? ¿O de cómo es? De su sexualidad, edad, nacionalidad... lo que sea que le resulte así de importante...
¿Qué hacer?
Creo, que la bifurcación se encuentra en si decirlo, admitirlo, o no... El miedo ataca en el punto que dice que si uno cambia algo tan profundo los demás pueden verlo diferente, uno mismo puede verse TAN diferente...
Y aquí, otra vez, dudamos de nosotros y de los demás...
Esa seguridad perdida es la que necesitamos recobrar en lo psíquico, paradespués aplicar a los hechos, y decidir lo que necesitemos decidir.
Ahora cuidado, porque puede que nos hagan decidir lo que otros prefieren si nos dejamos guiar demasiado.
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