Pero esta nota si se titula percepción.
Muchas veces nos pasan cosas que nos gustaría contarle a los otros, o que querríamos que nos ayuden a resolver... Y sin embargo las callamos.
La verdad es que no pretendo encontrar (ni mucho menos enunciar) el por qué de esto. ¿Histeria? ¿Inseguridad? ¿Miedo? ¿"Jodidés"? No sé, y ahora no me importa más que lo que dormí, sinceramente.
Para lo que vengo a abrir la boca es para hablar sobre como se siente cuando los otros perciben lo que nos pasa aún sin que lo digamos. Sí, está mal esperar que el otro adivine lo que pasa y arregle todo, lo sé y lo recuerdo, eso se los prometo, pero ¿me van a negar que ustedes también se sienten muy bien cuando alguien demuestra su preocupación/interés/cariño por ustedes al consultar "¿qué te tiene así?" o cualquier otra pregunta de esa índole (sea más o menos específica), porque llegó a percatarse de un cambio en nuestra actitud, en cómo estamos, o en nuestra reacción ante el impulso que sea...?
Me parecía. (Lo digo sin ninguna intención de alarde, sólo porque tengo bastante comprobado el hecho de que la mayoría encuentre agradable estar en a mente de otro lo suficiente, y por motivos "buenos", porque le importa.)
Al menos desde mi punto de vista, notar eso es bastante agradable. Esto va a sonar contradictorio, pero es tan bueno y tan malo como cuando te preguntan por un detalle que se te escapó en una frase.
-Paso a explicar lo del detalle:
Lado malo: Si se te escapó es porque no estabas planeando decirlo, porque no te considerabas listo. Si no, podés fingir que se te escapó pero no cuenta en este ejemplo.
Lado bueno: significa que el otro te está/estaba prestando atención y que le importa/interesa lo que le estás diciendo.-
Retomando, a lo que voy es a que está bueno, porque (siempre recordando mesurarnos y no ir diciendo sandeces irreparables por la vida que ni siquiera sean lo suficientemente acertadas/comprobables) si lo queremos decir, significa que estamos listos para admitirlo frente a la persona a la que se lo queremos decir, que confiamos lo suficiente enella y/o que nos impora lo suficiente y que podemos afrontar las consecuencias. En ese caso, que el otro lo note al menos un poco y nos ayude alivia finalmente. En como meter la cuchara en el borde de la tapa del frasco de mermelada para hacer palanca. Al principio estás apretando todavía más, pero después hacés una mínima palanca, entra aire y se alivia muchísimo la presión que mantiene la tapa insacable.
Por esto mismo y aunque sea yo, trato de percibir todas las señales que me manda el otro y me esfuerzo en interpretarlas lo mejor posible, lástima que muchas veces la erro o no logro nada, mas al menos sigo intentando.
Hay que admitir, sin embargo, que a la vez puede ser tremendamente molesto cuando el otro malinterpreta y uno no tiene como decirle que la consolación que dice que tener una uña encarnada no es tan grave no sirve cuando la preocupación está en el brazo enyesado. Pero también lo hacen de buena voluntad y eso es para tenerlo en cuenta. Si podés, le aclarás qué pasó, si no, esperás y ya después lo harás, o de última lo dejás pasar y la próx. que pase algo así verás.
...hasta acá llega mi lucidés. (O la poca que me queda).
Les dejo 2 preguntitas para hacer un final abierto si como re wachiwawa ¿Dale?
¿Y qué hay de quienes andan casi mendigando esta calse de percepción y consuelo?
¿Y si el otro percibe lo que pasa pero actúa como si no lo hubiese hecho? (Nótese que no son preguntas continuadas sino totalmente opuestas).
Ay está genial :P
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